MADRID.- No hay registro de su estancia. Su nombre no aparece en los libros de huéspedes, pero ella estuvo allí. Sí, Margaretha Geertruida Zelle, más conocida como la espía Mata Hari, se alojó el 9 de octubre de 1916 en el hotel Palace de Madrid. Nadie lo sabía. No fue hasta su detención en el momento en el que iba a cruzar a Francia por los Pirineos cuando confesó: 'Yo estuve alojada en el Palace'.
Esta es sólo una de las cientos, miles de historias y recuerdos que el hotel Palace guarda entre sus paredes de mármol y sus centenarios cimientos. Reminiscencias, leyendas y secretos que con motivo de sus 100 años –los cumplirá el 12 de octubre de 2012- han sido rescatados del olvido, de los sótanos –en realidad casi todo estaba guardado en un almacén de la quinta planta- y del rincón de la memoria de muchos visitantes y empleados para mostrar un pequeño pero gran trozo de historia: el 'Espacio Palace'.
Desde el primer teléfono que hubo en las habitaciones, hasta los primeros 50 libros de registro. En este cobijo de la memoria se entremezcla no sólo la biografía de un hotel sino la historia de una ciudad, de un país y de innumerables personajes que dejaron su sello estampado sobre la memoria.
El 'Espacio Palace' es el encargado de recuperar esa historia. Un nombre, Miguel Arroyo Mario, natural de Guadalajara y empleado de la limpieza allá por 1913. Cobraba 9 pesetas más 2,50. Fue uno de los primeros trabajadores de este gran hotel. Como la suya decenas de fichas recogen las fotografías de camareras, botones, cocineras...
Junto a ellos, imágenes de la conocida como 'Casa Cuna'. Sorprende que el Palace fue el primer hotel que quiso poner en práctica la conciliación de la vida laboral y familiar. La 'Casa Cuna' era la guardería donde los empleados podían dejar de forma gratuita a sus hijos hasta que terminara su jornada. 29 años estuvo en funcionamiento. Hoy sólo quedan las fotografías de las cuidadoras y los niños.
Las primeras llaves, las copas reales con las que brindaron los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia en su inauguración o las tazas 'honorablemente robadas' para quien se las quisiera llevar comparten espacio con objetos por los que muchos darían su alma. Es el caso de una carta escrita por Federico García Lorca y Salvador Dalí en una de sus reuniones en La Brasserie –hoy un restaurante alojado junto a la famosa cúpula del hotel- dirigida al novelista Claudio de la Torre, en la que le piden dinero para que Luis Buñuel pueda viajar de Madrid a Zaragoza. O la firma de Pablo Picasso sobre el libro de registro el 17 de julio de 1917. Pagó 27 pesetas por su alojamiento.
Un coloso del lujo
Alfonso XIII quería un hotel de lujo acorde con el crecimiento que vivía la ciudad y donde se pudieran alojar las grandes personalidades del mundo. En tan sólo 18 meses sobre el solar del antiguo palacio del Duque de Medinacelli se construyó un coloso del lujo que otorgó a la capital un aura de glamour hasta el momento prácticamente inexistente. Fueron años dorados que se vieron empañados por la Guerra Civil. El Palace dejó de lado el lujo y se convirtió en un hospital de guerra hasta 1939, fecha en la que volvió a revivir. Desde entonces el susurro de la historia se guarda no solo entre sus muros sino también entre sus empleados y los propios clientes: “el Palace es más que un hotel”, afirman sobre él.
"En mis 30 años aquí he vivido muchas anécdotas", dice Ernesto Pastor, primer conserje del hotel. "Empecé como botones y recuerdo como le colocaba la capa a Dalí o el día que vino a alojarse el actor Mario Moreno 'Cantiflas' y al ver su aspecto y no reconocerle se le prohibió la entrada".
En su memoria, después de 30 años, Ernesto, impecable con su uniforme, guarda historias con las que podría escribir 10 novelas. ¿Cuál ha sido la más curiosa? "Recuerdo unos japoneses que compraron una corrida de toros para llevarse a su país. El hotel se tuvo que hacer cargo de comprar los toros, las muletas, las espadas. Fue muy complicado pero al final lo conseguimos".
Actores, intelectuales, políticos, cantantes, por su lujoso hall ha pisado la 'crème de la crème' del mundo. Desde Sofia Loren pasando por los Rolling Stones o Margaret Thatcher, hasta Günter Grass o Jorge Semprún. 500 empleados para 468 habitaciones con todo lujo de detalles, de cuidados... ¿Cuál es su secreto?
Paloma García, directora de comunicación, lo explica en una sola frase: "El Palace consigue el equilibrio entre lujo y volumen (...) Palace no es una marca es un nombre".
Cierto es. Lo nuevo y lo viejo encajan como piezas de un puzzle perfecto. Entre sus paredes puedes encontrar el aroma de un buen vino añejo con la viveza fresca de uno joven. "Representamos la hostelería tradicional pero renovada. Combinamos los deseos del mercado local con el internacional. Ese es nuestro secreto", asegura el director general del hotel, Marc Lannoy.
Y es que desde su construcción hasta nuestros días son muchos los secretos y muchas las vivencias del Hotel Palace Madrid. Su situación frente al Congreso de los Diputados le convirtió en dueño y señor de las crónicas políticas de la época. Vivió más cerca que nadie el golpe de Estado del 23-F y escuchó las tertulias de los intelectuales más importantes. Todo lo guardó y lo guarda. Ahora, una pequeña puerta descubre esos pequeños pero grandes secretos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario