El asunto tenía el signo de ser una gamberrada, pero como comenzó a repetirse con frecuencia en las distintas zonas de la ciudad, las denuncias empezaron a acumularse. A la policía no le quedó más remedio que dedicar tiempo y esfuerzos para tratar de identificar y detener al considerado «violador de bicicletas», ya que se trataba de actos sexuales no consentidos.
Y como suele ocurrir en otros casos policiales, el autor de estos obscenos actos en plena vía pública fue detenido gracias a la colaboración ciudadana. Una mujer pudo ver un día desde la ventana de su cocina, como un hombre cogía la bicicleta que ella acababa de dejar aparcada frente al portal de su casa, y realizaba con ella los clásicos movimientos del acto sexual. Tras llamar a la policía, el individuo pudo ser detenido cuando ya se alejaba del lugar.
Al principio el hombre negó tener algo que ver con el asunto, pero cuando los agentes presentron ante el juez la prueba de su ADN, que resultó ser idéntico al del semen hallado sobre el sillín, acabó confesando. «Me excito mucho cuando me acerco a una bicicleta de mujer y huelo el manillar» dijo este sueco de 36 años ante el magistrado.
Los medios locales no informan de la pena que le ha impuesto el juez, pero es posible que sólo haya sido una multa y, tal vez, la obligación de someterse a un tratamiento psicológico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario