Data de 1934, pero este simpático timbre de puerta anti-plastas que recuperó del olvido Modern Mechanix suena ingenioso:
Es un timbre para la puerta en el que quien quiere llamar tiene que introducir una moneda de 10 centavos. Si el visitante es bienvenido, se le devuelve el dinero. Pero si es un «plasta» como un vendedor ambulante o similar, el dinero se queda dentro de la caja. De este modo se podría recudir el número de visitas inesperadas y no bienvenidas porque el timbre les disuadiría de perder su dinero.
Más interesante resulta que se trata de la misma teoría que alguna vez se ha intentado aplicar como sistema anti-spam para evitar el correo basura: que cada envío de correo que hiciera un emisor tuviera un «coste simbólico» pero real mínimo (ej. un micropago de un céntimo de euro) que el receptor devolviera automáticamente en caso de que no marcara el mensaje como spam.
En cambio, si la persona que recibe el mensaje lo considerara en la categoría de «no solicitado», se podría quedar con el micropago. A los que envían los mensajes les saldrá tan caro perder todo ese dinero que la gente no les iba a devolver, que no les resultaría rentable.
Lo mismo podría aplicarse de algún modo a las llamadas de telemarketing por teléfono no solicitadas, SMSs publicitarios, spit o spam por voz IP y demás fauna. Por lo que se ve el invento en cuestión no fue muy exitoso y no lo logró en su era, así que tal vez su aplicación al email en la actual tampoco lo fuera.
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