La historia de Andy Wray, ex policía de 32 años, es un buen argumento de película: solo recuerda lo que le ha ocurrido en las últimas 48 horas. La enfermedad que padece Andy se llama amnesia disociativa y está vinculada a episodios de estrés, como sufrir una guerra o una agresión sexual. El caso de Andy es algo diferente: él era un policía muy sociable, pero el suicidio de una adolescente bajo las vías del tren le afectó tanto que tuvo que dejar el cuerpo. Entonces se empleó como supervisor de un hipermercado, donde, al parecer, vivió una etapa tranquila y feliz. En el 2006 montó su propio negocio como mensajero y entonces fue cuando sufrió el shock . Primero se le detectó una pericarditis -inflamación de la membrana que rodea el corazón- y algunas semanas después sufrió tales dolores de cabeza que fue al hospital. Al salir del centro no sabía quién era ni dónde estaba.
Al principio, Andy Wray no recordaba nada de su vida privada, y ahora, tras meses de terapia y el cariño de su mujer Jo y su hija Chloe, recuerda sus últimas 48 horas. También sabe adónde fue la semana pasada, pero no qué hizo -«sé que fui a la playa, pero no qué sucedió»-. A través de notas y con la complicidad de su entorno -su antiguo club de atletismo no solo cuenta con él como secretario, sino que tiene un premio con su nombre-, Andy tiene cada vez más memoria.
La suya es una enfermedad especialmente dura porque la amnesia discrimina las cosas personales: «Sé que la batalla de Hastings -explica Wray al Daily Mail- fue en 1066, pero no puedo recordar nada de la escuela donde yo estudié».
Wray lleva un diario en el que anota lo que siente, y así, de su mujer ha escrito: «Ella es muy guapa y maja, pero no puedo recordar las cosas de las que habla». Y sobre su hija: «Hoy conocí a una niña pequeña llamada Chloe; ellos dicen que es mi hija de ocho meses».
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