Su página de Facebook recogía fotos espectaculares y estados tan llamativos como "viviendo en el paraíso" o "lo amo". Playas, sol y baile convertían su perfil en uno de los más envidados de la red. Pero Maxi Sopo, un criminal camerunés de 26 años que se escondía en México, cometió el error de infravalorar el poder de la red social.
Adjuntado por error entre sus amigos, se encontraba un ex oficial del Departamento de Justicia estadounidense que ha sido clave para su captura. Los dos hombres se conocieron en Cancún, pero ninguno sabía del currículum del otro. Se encontraron por casualidad en un bar por la noche y Facebook se convirtió, como en muchas otras ocasiones, en un vehículo para mantener el contacto. Sin embargo, la conexión entre estos dos 'amigos' ha servido para la detención del joven, que estaba acusado de fraude bancario en Seattle.
El Departamento de Justica de EEUU suele hacer barridos por diversas redes sociales para ver si consigue algún dato que ayude en sus investigaciones. En el caso de Maxi Sopo, hace unos meses, un agente encontró su perfil. ¿Estado? Privado, pero no su lista de amigos.
El agente empezó a realizar diversas combinaciones con la 'agenda' de Sopo y acabó averiguando que uno de sus amigos estaba ligado al Departamento de Justicia. Le envió un mensaje a través de la red y le pidió que lo llamara por teléfono, el resto... "Nos imaginamos que era una persona en la que podríamos confiar para colaborar con la investigación de forma discreta", aclara el agente.
A partir de ahí, el ex oficial y la red hicieron el resto. Averiguó dónde vivía el fugitivo y pasó la información al departamento de Justicia, quien avisó a las autoridades mexicanas. Sopo fue arrestado el mes pasado diciendo adiós a una vida de libertad y lujos.
Este joven camerunés llegó a EEUU en 2003. Se dedicaba a vender rosas en los bares de Seattle, según los abogados del caso, antes de pasarse al fraude bancario. Cuando se enteró de que los federales le seguían los pasos, alquiló un coche y se dirigió hacia la frontera de México. Eso fue el pasado febrero y hasta ahora, no se había sabido nada de él, salvo en Facebook.
En México estaba viviendo en un apartamento, trabajando en un hotel y disfrutando de las playas, las piscinas y los bares de Cancún. Sopo estaba acusado de dirigir un fraude bancario junto a otro compinche, que fue condenado la semana pasada. Ahora él se enfrenta a una pena de 30 años de cárcel. La actualización de Facebook seguro que podrá esperar.
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