Esta surrealista decisión se ha tomado después que las autoridades locales hayan intentado frenar la ola de suicidios colocando guardas que debían vigilar el emplazamiento, así como vallas y carteles advirtiendo que nadie acabara con su vida. Nada funcionó. La gente seguía tirándose.
Ante la falta de resultados, han optado por esta medida desesperada que en el peor de los casos aún podría acabar causando más víctimas entre los transeúntes que estén allí paseando y acaben resbalando y cayendo. En fin... entre esta noticia y la del universitario estadounidense que ha matado a un ladrón que le había robado la PlayStation, llevamos una semanita curiosa
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