Ya lo dice el refrán: «Si por fiar tengo amigos y los pierdo por cobrar, para evitar enemigos lo mejor es no fiar». La peluquera no siguió este consejo y confió en la palabra de su clienta, que le dejó a deber treinta euros. Como no le pagaba -declaró tras ser detenida- decidió encerrarla en su negocio. Pero al final fue ella la que se llevó un escarmiento. La Policía Local la arrestó por un presunto delito de detención ilegal.
El atípico suceso ocurrió el martes por la tarde. La peluquera, de 38 años, estaba en su establecimiento, situado en el barrio malagueño de Tiro de Pichón, cuando pasó por su puerta una vieja conocida a la que reclamaba una deuda de treinta euros por un peinado que le hizo en el pasado.
Según la versión de la clienta, la peluquera, al verla pasar, le dijo que se acercara y que pasara un momento a su local. Cuando ella entró, la detenida salió a la calle y cerró la puerta con llave, dejándola dentro de la peluquería. La afectada, de 48 años, contó a los agentes que se negó a abrirle y que la retuvo durante media hora.
Al verse encerrada, la víctima usó su móvil para telefonear a la sala del 092 de la Policía Local de Málaga, que recibió la llamada sobre las 18.50 horas. Una patrulla acudió inmediatamente al lugar. Al llegar, los agentes encontraron a la clienta dentro de la peluquería, visiblemente alterada y haciendo señas con las manos. La arrestada, que estaba en la calle, accedió a abrir la puerta cuando los policías se lo pidieron.
Deuda
La peluquera manifestó verbalmente a los agentes que la mujer le debía treinta euros de un servicio y, como no se los pagaba, decidió encerrarla, según apuntaron a este periódico fuentes cercanas al caso.
Ante lo extraño de la situación, los policías locales arrestaron a la peluquera por un presunto delito de detención ilegal al entender que retuvo a la clienta en contra de su voluntad.
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