Dena Christoffersen tiene 13 años y un móvil destrozado. La adolescente de Cheyenne (EE UU) envió 10.000 SMS y recibió otros tantos en un solo mes, pero olvidó que el plan contratado por su familia no abarcaba los mensajes de texto, según publica la prensa local.
Esto significa que la compañía telefónica cobró a los Christoffersen todos y cada uno de los mensajes, tanto enviados como recibidos. Los padres de Dena, Gregg y Jaylene Christoffersen, no podían salir de su asombro cuando recibieron una factura que ascendía a 4.756,25 dólares (unos 3.615 euros).La adolescente había mandado gran parte de estos mensajes en el instituto, lo que supone unos 300 mensajes en ocho horas cada día durante todo un mes.
"He aprendido la lección"
"Pasó de sobresalientes y notables a suspensos en dos meses", asegura su padre, Gregg, que se enfadó hasta tal punto que cuando llegó la factura cogió su martillo y destrozó el teléfono de su hija.
Dena asegura que ha "aprendido la lección" y ha mejorado nuevamente sus notas, mientras sus padres intentan que en el instituto prohíban el uso de los móviles.
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